Las caídas de los gatos: cómo evitarlas

Las caídas de los gatos: cómo evitarlas

¿Sabías que «el síndrome del gato paracaidista» existe? Pues sí. Aquellos gatos que tienden a caer o tirarse de balcones y ventanas de más de dos metros, lo que obliga a su dueño a llevarle al veterinario.

Dos de los agravantes de esta situación son los gatos pequeños (menores del año y medio) y los que están sin esterilizar. Los gatos jóvenes son más activos e imprudentes y los que están sin esterilizar, en la época del celo, son más propensos a este tipo de caídas.

Los gatos poseen un mecanismo que les permite girarse en el aire para caer de pie y, cuando están llegando al suelo, realizan un movimiento por el que estiran su cuerpo por completo, para que el aire les ayude a frenar la caída. La mayoría de accidentes se producen en caídas de poca altura, en las que al animal no le da tiempo a girarse para aterrizar de forma correcta.

Las consecuencias más habituales del «síndrome del gato paracaidista» son la rotura de huesos, sobre todo de las patas, cabeza y tórax. El instinto cazador de los gatos también supone un riesgo para ellos a la hora de estar cerca de ventanas y bordillos, ya que se ciegan y no son conscientes del peligro. También pasa esto con los gatos mayores, que pierden facultades.

La frase «la curiosidad mató al gato» viene de algún lado, así que debemos controlarlo más de lo habitual. Es comprensible que les guste asomarse y ver la calle, pero poner unas rejas evitará que se lance al vacío o se caiga. Estar pendiente de él cuando camine por bordes y ventanas también nos ayudará a prevenir una caída. El tipo de red a instalar debe depender del tamaño del gato, cuanto mayor sea el ancho, mejor verá le gato el exterior pero mayor probabilidad habrá de que la atraviese.