¿Qué enfermedades pueden afectar a nuestros peces?

Son muchos los amantes de los animales que optan por tener peces en un acuario como mascotas. En ocasiones esta decisión viene motivada por la falta de tiempo o incluso de espacio en el hogar como para hacerse cargo de animales más grandes, como los gatos o los perros. Además, tener un acuario también es de las opciones más empleadas cuando los pequeños de la casa deciden tener una mascota. Hacerse cargo de la limpieza de la pecera, así como del cuidado y alimentación de los peces, les ayuda a desarrollar una responsabilidad que consigue hacerles comprender que los animales, por muy pequeños que sean, no son un juguete.

Como vemos, los peces no solo forman parte de la decoración de las salas de espera de los dentistas o de las denominaciones de ciertos comportamientos y actitudes en el póker, sino que son muchos los que prefieren este tipo de mascotas frente a otras por múltiples motivos: son pequeños, no hacen ruido, no ensucian, no necesitan un cuidado las 24 horas del día, etc. Con todo, debemos tener en cuenta que al igual que el resto de animales los peces también son susceptibles de contraer enfermedades. De hecho, al estar en un ambiente reducido, las infecciones suelen propagarse con mayor rapidez, por lo que es importante conocer las dolencias más comunes de los peces de acuario con el objetivo de saber detectarlas a tiempo y evitar el contagio en el caso de que éstas aparezcan.

Una de las mayores amenazas a las que se enfrentan nuestras mascotas acuáticas proviene de su propio hábitat: el agua del acuario. En este caso no se trata de una enfermedad en sí misma sino una serie de factores que sí podrían ocasionar problemas a nuestros peces llegándoles a causar la muerte. Estos factores harían referencia al pH del agua, y es que cuando éste es menor a 5.5 o superior a 9 significa que el agua está llena de amoníaco y diferentes nitritos, ambos tremendamente venosos para los peces. Las variaciones del pH del agua se producen cuando en el acuario existe una gran cantidad de materia orgánica en descomposición, cuando el oxígeno no es el suficiente o cuando los filtros no funcionan de la manera correcta. Controlar de manera regular el pH nos permitirá estar seguros de que nuestro acuario se encuentra en las condiciones óptimas para nuestras mascotas.

También debemos tener en cuenta que, en ocasiones, esa falta de oxígeno que puede causar un desnivel en el pH también puede provocar la muerte de nuestros peces por asfixia. En este sentido es importante no llenar nuestro acuario con más ejemplares de los que pueda albergar. Tampoco es recomendable poner demasiadas plantas decorativas ya que además de restar espacio consumen parte del oxígeno destinado a la supervivencia de nuestros peces. ¿Cómo detectar la falta de oxígeno en nuestro acuario? Comprobando los sistemas de aireación y el comportamiento de los peces; si éstos nadan en la parte superior del agua es que están buscando la capa de aire más superficial.

Si vemos que nuestros peces boquean en la superficie del agua del acuario o que presentan un comportamiento muy nervioso nadando de manera errática, probablemente estén sufriendo por cambios de temperatura. Estos cambios, si son bruscos, pueden causar un fallo en el organismo de los peces y terminar con su vida. Revisar el correcto funcionamiento del calentador del acuario y mantenerlo en un espacio alejado de las corrientes de aire ayudará a mantener el agua a una temperatura estable.

La intoxicación por cloro es otra de las enfermedades más comunes entre los peces que habitan en un acuario. Este compuesto evita que proliferen las bacterias, hongos y otros organismos patógenos, al tiempo que mantiene unas condiciones higiénicas óptimas. Sin embargo, niveles muy elevados de cloro en el agua pueden causar una intoxicación en nuestros peces, cuyos síntomas pasarían una decoloración de la piel, presencia de espasmos, pérdida de coordinación o destrucción de las branquias. Para evitar problemas, debemos tratar el agua con algún producto antes de rellenar el acuario o bien dejarla reposar al menos durante un día.

Una infección por parásitos también suele ser muy habitual, siendo el Ichthyobodo (Costia) uno de los más frecuentes. Detectar la presencia de estos parásitos es algo complejo puesto que su tamaño es muy pequeño, lo cual impide que no sea posible observarlos en todos los microscopios. Por esta razón lo recomendable es extremar el control sobre el comportamiento y el aspecto de los peces, de tal forma que si éstos presentan daños en las branquias y en la cabeza, boquean o se encuentran sumergidos en el fondo del acuario sin moverse, lo más probable es que estén infectados por este parásito. Aunque existen medicamentos a la venta para tratar este problema, también puede solucionarse mediante la presencia de sal en el agua. Una concentración del 0,3% de este mineral suele ser suficiente para erradicar al parásito.

Por otra parte, si observamos que nuestros peces presentan a lo largo de su cuerpo puntos blancos y que se frotan contra diferentes objetos o las paredes del acuario para aliviar picores, lo más probable es que estén infectados por Ichthyophthirius multifiliis. Este parásito se alimenta de tejidos orgánicos y piel, por lo que afecta principalmente a las branquias y a las aletas. Para tratar una infección de este tipo debemos emplear medicamentos como la formalina (hay muchos que cuentan con la misma eficacia) durante una semana y subir la temperatura hasta los 27ºC.

La putrefacción de la aleta, la tuberculosis u otras infecciones por parásitos se unirían a esta lista. Mantener siempre limpio el acuario, alimentar bien a los peces y evitarles cualquier situación de estrés minimizará las posibilidades de que nuestras pequeñas mascotas enfermen.