Cuando hay un divorcio todo entra en la división, desde la casa, el auto y la TV, hasta quien se queda con el perro. Si hay hijos en la pareja, la tendencia es que las mascotas estén donde ellos frecuenten, lo que facilita la decisión en cierta medida. Pero si no hay niños y ambos integrantes de la pareja quieren quedarse con la mascota, entonces ahí es cuando las complicaciones y discusiones interminables aparecen. Eso demuestra que sobre mascotas nunca está todo dicho.
Un ejemplo de lo descripto, es lo que ha sucedido recientemente, donde un juez de Badajoz ha tenido que determinar la custodia compartida del perro del ex matrimonio. Y es que el hombre la habría recogido de la calle y adoptado durante el idilio de la ahora pareja fragmentada. El caso es que la mujer no concibió una vida sin su también mascota y presentó una denuncia ante la justicia tras no lograr un acuerdo previo.
El fallo determinó que la mascota deberá pasar seis meses con cada uno, tiempo en el que además de cariño deberá recibir cuidados de veterinaria. Previamente el juez habría propuesto que uno de ellos se quedara con el perro pero el otro debería indemnizarlo por la pérdida, algo que no tuvo aceptación.
El demandado no logró demostrar que él era el dueño absoluto al haberlo recogido de la calle, y aunque así fuera, el argumento no tendría valor por tratarse de un bien adquirido durante «su unión de hecho”. Sí fueron fundamentales y casi determinantes las fotografías aportadas por la demandante, donde se muestra la posesión de la mascota de manera compartida.