Pipetas para repeler y pipetas para tratar
Las pipetas son esos pequeños tubos que casi todo el mundo administra a sus mascotas, sobre todo a gatos y a perros.
Las pulgas y las garrapatas ven en nuestras mascotas un catering donde servirse a gusto y acechan en cualquier esquina. Las situaciones que más pueden ayudar a que nuestros animales sean huéspedes de estos bichos son sacarlo a parques de perros, en zonas de tierra o hierba y estar en contacto con más perros que puedan tener estos parásitos. Muchos animales son alérgicos a las picaduras de pulgas y garrapatas por lo que normalmente, cuando son picados, empiezan a desarrollar una reacción alérgica en su piel en la que aparecen ronchas y costras.
Estos parásitos pueden transmitir enfermedades. Ponerle una pipeta a nuestro animal nos dará confianza y seguridad para poder estar tranquilos sin necesidad de «cachearlo» todos los días.
Hay que diferenciar entre las pipetas que sirven para repeler y las que tratan la infestación y repelen a la vez. En las clínicas veterinarias suelen vender pipetas que tratan al perro si tiene pulgas o garrapatas y a la vez las repelen para evitar que se alojen en el perro o el gato. En la mayoría de supermercados, las pipetas que venden son únicamente repelentes, por lo que si nuestro animal ya tiene algún parásito a bordo, de poco servirá ponerle esa pipeta. Siempre deberemos leer las indicaciones de las pipetas y asegurarnos de que adquirimos la que vaya con el peso y edad de nuestra mascota, ya que una sobredosis podría causarle problemas de piel.

Administrar la pipeta es muy sencillo, dividiremos la zona del cuello hasta el comienzo del rabo en 4 zonas, y en cada zona abriremos bien el pelaje para que la pipeta llegue a la piel. Depositaremos un par de gotas en cada punto que hemos seleccionado y listo. Si el pelaje de nuestro animal queda un poco graso no os preocupéis, es normal y desaparece en 24-48 horas.